¿Por qué es importante alinear los dientes de los más pequeños?
03, Nov, 2016 en Odontología
Seguro que habréis oído decir alguna vez que poner ortodoncia a un niño es inútil porque con el tiempo se le van a volver a mover los dientes. Pues nada más lejos de la realidad. Los dientes torcidos pueden esconder un problema que va más allá del problema estético que supone el no tener una sonrisa alineada. También pueden ser la causa de maloclusión dental, es decir, que la dentadura de arriba no case con la de abajo y que por lo tanto la mordida del niño no sea la correcta, lo que puede provocar problemas a la hora de hablar, de comer, dolores de cabeza, problemas posturales, respiratorios e incluso digestivos.
Es un problema cuyas consecuencias se manifestarán a largo tiempo, por eso es fundamental acudir al dentista, sobretodo una vez se hayan caído los dientes de leche y este teniendo lugar la segunda dentición.
En las revisiones, que se deberían hacer de forma periódica al menos una vez al año, el dentista examinará al niño y, además de detectar otros aspectos como la pigmentación de sus dientes, la necesidad de aplicar flúor o la detección de posibles caries, también determinará si el crecimiento de los diente es el adecuado y si existe hueco suficiente para todas y cada una de las piezas dentales definitivas.
Si esto no ocurre, será necesario guíar los maxilares del pequeño para que el crecimiento de sus dientes sea el adecuado. Este tratamiento, denominado ortopedia, consiste en hacer que la mandíbula del paciente se ensanche para que cada diente tenga su espacio. Es un paso fundamental a la hora de garantizar los buenos resultados del tratamiento, ya que si la ortopedia no se realiza o se realiza mal, la ortodoncia por si sola no podrá alinear los dientes y será necesario realizar extracciones o plantearse una cirugía de maxilares que reconduzca el crecimiento de los mismos.
Una vez finalizado el tratamiento de ortopedia. Se dará paso a la ortodoncia, que es la forma más rápida y efectiva de alinear los dientes. Las hay de dos tipos: la tradicional o de brackets, a la que muchos niños la ponen gomas de colores para que resulte más divertido; o la ortdoncia invisible, mucho más estética, ya que es transparente, más higiénica, ya que se extrae con facilidad y facilita las labores de higiene dental del niño, y más invasiva, ya que al ni llevar metales se elimina el riesgo de que éstos rocen con la parte interna del labio y el moflete y se produzcan heridas.
Este tipo de tratamientos conviene esperar a realizarlos hasta que el niño tenga 12 o 13 años, momento en el cual se haya desarrollado casi por completo la capacidad de su dentadura. Por todo esto, en Isidro y Márquez Estética Dentofacial aconsejamos a los padres que lleven a sus hijos al dentista. Aconsejamos que la primera visita se realice a partir de los tres años, cuando haya finalizado el proceso de dentición inicial, y se repitan de forma periódica al menos una vez al año. Al igual que el pediatra les hace revisiones periódicas para evaluar su proceso de crecimiento, el odontólogo debe evaluar si su salud bucodental está en buen estado.
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